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II Congreso Mundial de Colectividades Vascas 1999

II Congreso Mundial de Colectividades Vascas 1999
II Congreso Mundial de Colectividades Vascas 1999

V Congreso Mundial de Colectividades Vascas 2011

V Congreso Mundial de Colectividades Vascas 2011
V Congreso Mundial de Colectividades Vascas 2011 - Documento de Conclusiones

V Congreso Mundial de Colectividades Vascas 2011

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V Congreso Mundial de Colectividades Vascas 2011
V Congreso Mundial de Colectividades Vascas 2011

jueves, 20 de noviembre de 2003

Presente y futuro de los Centros Vascos en Argentina

(III de III)

Gonzalo Javier Auza

La relación de las casas vascas y el Gobierno Vasco, que comenzamos a tratar en la segunda parte de este trabajo, es sólo una de las facetas del plano político en el que están inmersas.

Con gusto o disgusto, parece imposible evadir este aspecto cuando se trata de un colectivo como el vasco, inmerso en un profundo conflicto de características políticas.

Un gobierno entre varios posibles

La inmensa mayoría de los miembros de los centros vascos conciben a Euskal Herria como un todo y en pos de ello -con mayor o menor acierto- trabajan.

Así, la relación con un gobierno vasco en manos abertzales es particularmente "aceitada". Nadie se imagina un eventual escenario en el que el gobierno de Euskadi estuviera en otras manos.

Aunque sea como ejercicio mental -y no con intención de hacer un análisis político absurdo- valdría la pena que los dirigentes de la diáspora en Argentina pensaran el modo en que subsistirían los centros ante esa realidad, en la que quizá desaparecería el apoyo oficial. Sería provechoso estudiar la disyuntiva política que plantearía ese escenario, que podría ser el del "peor de los mundos" para su continuidad.

Nos consta que un centro -por lo menos- ha realizado en los últimos años ese ejercicio: uno de los que no parece necesitar la ayuda económica del gobierno para subsistir.

Sería productivo que todos los centros realizaran la misma tarea. Allí deberían surgir con claridad las directrices de un futuro de autosolvencia y autonomía.

La agenda política

Hablar de la actualidad de Euskal Herria es incluir en la agenda la cuestión política. Y eso no conforma a muchos. Sobre todo desde que los diversos partidos y movimientos cívicos empezaron a tener una presencia crecientemente activa en el mundillo de los centros: el intento de una de las dos Udalbiltza de tener una representación oficial en la semana vasca de 2002; la visita de unos jóvenes dirigentes de Askapena; la actividad del grupo Diáspora Vasca, que no parece simpatizar a varios; el inicio de actividades de Eusko Alkartasuna, etc., etc.

Carlos Sosa, presidente de FEVA, cree que involucrar a los centros en la cuestión política es abrir la puerta a los problemas de los vascos de Europa que ya han sido superados por los vascos de América. "Que la actividad política no divida lo que estuvo unido durante un siglo. Acá tenemos temas solucionados que no están resueltos allá", sugiere indicando la sana convivencia de los vascos de los diversos territorios históricos.

Frente a esa opinión algunos podrían sugerir que el PNV viene desarrollando actividad política como eje de su relación con la diáspora desde hace muchos años sin que los dirigentes de la colectividad local manifestaran ninguna molestia. Sin embargo otros, como Sosa, opinan que ese partido siempre "supo distinguir el trabajo político partidario y el administrativo".

Lo más prudente sería aclarar qué se entiende por política. ¿A qué se refieren los directivos que conciben a su instituciones como "apolíticas"? ¿es posible trabajar por la cultura vasca desde una posición aséptica?

Puede ocurrir que se estén entendiendo distintas cosas por "política" porque, como dice Mikel Ezkerro, Responsables de las Areas de Cultura de FEVA y del Centro Laurak Bat, la política que define la territorialidad está en los estatutos. Efectivamente, ese documento que sienta las bases de la FEVA dice en su artículo tercero: "a) La Federación procurará que entre sus afiliadas reine la mayor armonía: aspirará a la unión de todas las fuerzas vascas y vasco-argentinas y contribuirá en la forma más eficaz al mejor conocimiento de Euskadi (Araba, Benabarra, Bizkaia, Gipuzkoa, Laburdi, Navarra y Zuberoa) en la República Argentina, y a exaltar y defender los imprescriptibles derechos de los pueblos vasco y argentino, manteniendo relaciones institucionales con los Gobiernos de los Territorios Históricos e Instituciones Vascas Intercontinentales." ¿Esta declaración no es política?

¿Es posible separar del todo el plano político del cultural? Según Ezkerro "el problema de los centros vascos se plantea en tanto este pueblo -como le ha ocurrido a los armenios, a los judíos, a otros pueblos de Europa central y oriental que hace poco han obtenido la categoría de Estado- tiene en su tierra de origen un problema no resuelto de identidad nacional. En ese caso se complica la actividad de las casas vascas, porque se introducen elementos que en otras colectividades ya están superados. En el centro aragonés puede haber un problema para ver quién baila mejor la jota; pero nunca habrá un problema sobre qué bandera se va a colocar en ese centro... en un centro vasco sí, porque encontramos argentinos de ascendencia vasca que creen que lo vasco es vasco-vasco, otros que creen que es vasco-español o vasco-frances, navarros que creen que lo navarro es también vasco, navarros que dicen que lo navarro es solamente español...".

Ocurre que también se puede pensar que justamente por la política la mayor parte de la colectividad local se mantiene unida. Ciertamente, los nombres "Zazpirak Bat" o "Denak Bat" nos hablan de un gesto político de unidad.

Ezkerro plantea una fórmula sana: "Lo que no hay que hacer es actividad política partidista dentro del centro vasco, pero política... ¡la tenemos en los estatutos!"

De la misma manera, este directivo asegura que la discusión política es un vehículo de conexión con la realidad, un escape al folklorismo que mencionamos anteriormente. "Me parece mucho mejor que se discuta política a que se discuta sobre las sardinas o el bacalao, por lo menos hablarán de algo relacionado con la patria de sus mayores, podrán averiguar quién es Manuel Irujo -que muchos no lo saben-, por qué se discute el tema de Navarra, que es el amejoramiento foral, la problemática de Iparralde...".

Escenarios de futuro

La existencia de un espíritu vasquista fuerte no asegura por sí mismo que exista una comunidad vital y consistente. Esto se puede ver con claridad al contrastar el extendido vasquismo de Argentina y los achaques que sufre la colectividad, según hemos enumerado.

Si el espíritu no motiva la búsqueda de una sólida formación no podrá realizarse una actividad cultural seria, renovada y de buen nivel. Nadie puede dar lo que no tiene.

Si ese espíritu no es transformado, también, en un impulso tendiente a gestionar las instituciones con criterios modernos, actualizados y participativos, naturalmente sobrevendrá una declinación imparable.

El conjunto de desafíos asegura que, si no se generan respuesta de modo acelerado, no habrá proyecto de futuro.

Existen dirigentes que intentan pensar de un modo renovado la forma de desenvolvimiento de la colectividad vasca en Argentina, aunque quizá no sean aún mayoría.

Carlos Sosa ha impulsado desde la presidencia de FEVA una serie de medidas tendientes a atacar algunas de las dificultades enumeradas hasta aquí. Este dirigente asegura que "los Centros Vascos estuvieron muchos años trabajando puertas adentro; hoy tienen que trabajar puertas afuera". Con el objeto de profundizar el conocimiento de la realidad, está abocado, junto a un grupo de directivos a impulsar una serie de encuestas que evalúen los recursos de los centros y las expectativas de los socios. Esta iniciativa permitirá recabar un nutrido conjunto de información y ayudar a tomar las decisiones necesarias para la renovación.

El presidente de la Federación Argentina está convencido de que es necesario "renovar con jóvenes" las instituciones porque "el futuro está en lo que se trabaje con ellos en los próximos cinco años".

En ese sentido el plan de gestión que lleva adelante tiene como horizonte lograr dos cosas fundamentales: contar con directivos jóvenes y preparados; y profundizar el perfil de los centros como casas de cultura. Con ese objeto plantea como importante "renovarse apoyándose en lo que tenemos" y "recuperar la historia vasca, que se ha abandonado".

Las bases para un porvenir sólido están expresadas en gran parte de los trabajos realizados en los Congresos Mundiales de Colectividades Vascas, que deberían retomarse. Los delegados del Congreso Mundial del año 1995 -por poner sólo un ejemplo- asumieron el compromiso de "trabajar denodadamente para asociar a los jóvenes vascos del exterior, dándoles un papel relevante en los Centros Vascos, de manera que se asegure el relevo generacional y la pervivencia de las Colectividades Vascas en el exterior como movimiento organizado" (Declaración Final del 9 de noviembre de 1995).

Desde esa fecha han pasado más de siete años y no parece que ese espíritu haya predominado. Por otra parte, los jóvenes que deben abrirse camino, ¿habrán leído y analizado los trabajos y documentación de esas reuniones mundiales?

Hacemos votos para que el Congreso de este año, sobre todo por el compromiso de los dirigentes más jóvenes, sea el punto de partida de una renovación importante de la colectividad vasco argentina, con visión de futuro.

Referencias bibliográficas

· Federación de Entidades Vasco Argentinas, Texto completo de los estatutos con artículos reformados (resolución I.G.J. Nro. 792 del 5/10/1993) y modificación aprobada en Asamblea extraordinaria del 9 de diciembre de 2000.

· Plan Cuatrienal de Acción Institucional hacia las Colectividades y Centros Vascos en el Exterior. Vitoria-Gasteiz, noviembre de 1995.

Gonzalo J. Auza, gonzalo@juandegaray.org.ar

http://www.juandegaray.org.ar/fvajg/docs/Gonzalo_J_Auza

Euskonews & Media 216. zbk (2003 / 06-27 / 07-4)

Presente y futuro de los Centros Vascos en Argentina

(II de III)

Gonzalo Javier Auza

En la primera parte de este trabajo señalamos uno de los desafíos que enfrentan las casas vascas: la falta de renovación de los dirigentes. No es el único signo de que el espíritu vasquista no alcanza para sostener la colectividad. El déficit en la formación cultural, las dificultades en la gestión y la necesidad de establecer una relación más madura con el Gobierno Vasco son otras de las principales afecciones.

Formación cultural

Según Mikel Ezkerro hay una profunda falta de formación de los socios y directivos.

Este dirigente conoce de lo que habla: es uno de los dos dirigentes que dedica gran parte de su tiempo -junto a César Arrondo- a peregrinar por los centros de todo el país dictando charlas y conferencias, con el objetivo de difundir la cultura vasca y acrecentar la formación de los socios de las instituciones.

Según él es imposible pensar en el futuro con un nivel de formación tan débil como el que se nota en la mayoría de los casos. Indica, a modo de ejemplo, que hay un desconocimiento general de los aspectos básicos de la geografía e historia de Euskal Herria y de la cultura vasca como un todo; y asegura: "Perdurarán aquellos centros donde exista una formación básica de vasquismo, donde los socios sepan por qué y para qué están en un centro... no porque un amigo le dijo 'vení, que lo pasamos muy divertido, se come bien, son muy alegres....' Con eso haremos tres fiestas al año, pero pasará".

¿Qué significa trabajar a favor de la cultura?

Es cierto que algunos opinan que la gastronomía es cultura. Y es así, al igual que el deporte y el baile. Sin embargo, a menudo ocurre que se mantiene un esquema de trabajo a favor de la cultura que se reduce a las reuniones sociales, deportivas y a las danzas; y no siempre en clave de actualidad.

Signo de ello es que el programa Gaztemundu -destinado a los jóvenes de las colectividades de las diáspora- del año 2002 tuvo un carácter monográfico preparado especialmente para que los dantzaris "conocieran la realidad actual del folklore vasco y ampliaran su repertorio", según lo presenta Josu Legarreta, Director de Relaciones con las Colectividades del Gobierno Vasco, en el editorial del número 56 (2002) de la revista Euskal Etxeak.

Es que, según opina acertadamente Legarreta, "la tradición no es tradicionalismo o defensa a ultranza del inmovilismo, de la negación del cambio". La conservación de tradiciones sin proyección a futuro parece ser una constante en las casas vascas. "No hay árboles sin raíces, pero tampoco existirían si no tuviesen ramas y hojas y produjeran nuevos frutos" -señala este funcionario-.

"Hay que vivir en el porvenir y crear futuro, modernizarse y evolucionar para no quedarse atrás" -agrega-; pero cabría añadir que para proyectar el futuro es necesario conocer profundamente el pasado y realizar una lectura correcta del presente; "viviendo el hilo que marca la propia sociedad, que se mantiene activa gracias a su capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos", en palabras de Legarreta.

Como se expresa en el editorial mencionado, los centros vascos velan por mantener las raíces, difundiendo entre sus actividades el folklore vasco; pero ¿está la colectividad a la altura de las circunstancias en cuanto a la correcta lectura del pasado y del presente para proyectar el futuro? Si acordamos con Ezkerro que la formación cultural es muy baja, resulta adecuado concluir que es imposible pensar en esa clave: no se puede idear el futuro sin realizar un análisis del pasado y de las problemáticas que son eje en el presente y eclosionan en el porvenir, de modo de actuar en el hoy para ser artífices del mañana.

Decíamos que el trabajo por la cultura en la diáspora local tiene mucho de conservación de la tradición, pero poco de renovación y proyección a futuro. En ese caso la discusión acerca de si la gastronomía o las danzas -que son elementos destacados en la conservación de la identidad- son cultura, pierde sentido. La agenda impone otras problemáticas que no parecen estar en el tapete. La pregunta esencial y primerísima es la que demanda Ezkerro: ¿sabe cada socio de un centro vasco por qué y para qué está allí? Si la pregunta no tiene una respuesta clara de cada uno, podremos, con libertad, firmar el certificado de defunción de este colectivo aquí y ahora.

Gestión cultural y administrativa

Es natural que un conjunto de instituciones que, en parte, se han dejado vencer por el tiempo, conserve sin renovar esquemas de funcionamiento y costumbres del pasado.

Eso parece ocurrir tanto en las propuestas culturales, como en el modo de gestionar el financiamiento y de administrar los bienes.

Un gran número de instituciones vascas no generan propuestas renovadas, sino que se limitan a repetir, en la medida de sus posibilidades, actividades folklóricas sin la necesaria actualización: Una contradicción del término cultura, que es vida, movimiento, cambio, tradición actualizada en el presente para dar sentido al futuro.

Son contadas las casas vascas que estén atrás de proyectos de los que no se haya oído con anterioridad. No existen las ideas o no se pueden llevar adelante por falta de dinero, de contactos o de impulso creativo.

Son pocos los casos de vínculos establecidos con otras instituciones culturales de la comunidad local o de Euskal Herria, orientados al intercambio o la sinergia de proyectos; y tampoco es notoria la cooperación entre las instituciones en una misma ciudad (vascas o no vascas) con problemáticas similares. Un ejemplo de lo anterior es el caso de Buenos Aires que comentamos en "Las instituciones vascas en Buenos Aires: presente y futuro".

En cuanto a la gestión administrativa-económica-financiera existen dificultades de mayor envergadura. Un gran número de centros subsisten únicamente gracias a la subvención del Gobierno Vasco. Sin esa ayuda los fondos propios no alcanzarían para mantenerse en el tiempo.

Esto ocurre, sobre todo, en el caso de los centros más chicos, con menor cantidad de socios y en localidades donde la obtención de financiamiento es algo difícil de lograr; pero algunos dirigentes opinan que los "grandes" están en las mismas condiciones, con la única diferencia que la agonía duraría más, llegada la desgracia.

Son contadas las instituciones a las que no les cabe el sayal de una administración que continua esquemas del pasado sin considerar el modo de asegurar el financiamiento futuro.

Relación con el Gobierno Vasco

La Dirección de Relaciones con las Colectividades Vascas del Gobierno, comenzó a impulsar en 2001 medidas tendientes a otorgar ayudas que fueran destinadas únicamente a inversiones; con la intención de cortar los aportes para gastos corrientes, que es para lo que se destinan en la mayoría de los casos.

Sin embargo, la intención quedó a medio camino cuando sobrevino la profunda crisis económica argentina; y una parte importante de la ayuda gubernamental se destinó a realizar tareas de asistencia social.

El horizonte, a pesar de todo, sigue siendo el mismo para los funcionarios: renovar la gestión de las euskal etxeas y convertirlas en entidades autosolventes, con una proyección distinta.

Este año, por ejemplo, el Programa Gaztemundu cambiará de forma respecto de las ediciones anteriores para convertirse en un "Curso sobre promoción y liderazgo de las Colectividades Vascas". Así, se pondrán en el tapete las temáticas referidas al modo en que se gestionan las casas vascas. Es de esperar que esta orientación de muchos frutos a partir del trabajo de los dirigentes jóvenes que asistan en esta oportunidad.

Pero el objetivo del curso no pareciera ser solamente la gestión económico-financiera, sino la concepción de la red de casas vascas como un conjunto de organizaciones que pueden potenciar el lobby en la diáspora, tal como se tratará en el Congreso Mundial de Colectividades Vascas, que se realizará entre el 14 y el 19 de julio en Gasteiz y que tendrá como eje el tema "Juventud y Centros Vascos".

Es evidente que la red de instituciones de la diáspora podrían convertirse en una fuerza de envergadura si actuaran de manera coordinada a favor de la agenda actual del pueblo vasco. En 1997, en una comunicación al Congreso Americano de Centros Vascos, señalamos: "sería factible pensar en la concreción a mediano o largo plazo de una instancia que coordine de alguna forma la gestión comunicacional y de imagen del País Vasco integrando las iniciativas gubernamentales, institucionales e individuales en un marco de libertad creativa, pero de esfuerzos complementarios". Esas instancias no surgieron. Sería de esperar que los nuevos esfuerzos las produjeran, a los efectos de aprovechar la fuerza del "octavo herrialde".

Evidentemente en la relación entre centros y Gobierno Vasco, quien lleva la delantera en cuanto a las ideas es este último. A pesar de la autonomía de criterio de ciertos directivos, el conjunto de la colectividad vasca va detrás del carro de las oficinas gubernamentales.

Sería de esperar el establecimiento de una relación de mayor madurez, en la cual el gobierno no fuera siempre el demandante de cambios que no se alcanzan a producir del todo; y el "tío rico" que apadrina proyectos insolventes; y los centros fueran protagonistas de su propio proyecto de futuro a la vez que conscientes respecto de cuáles son los ejes sobre los que gira la problemática de Euskal Herria en la actualidad.

Referencias bibliográficas. Legarreta, Josu, "Renovar es evolucionar", Euskal Etxeak, N° 56 (2000), p. 3.

Gonzalo J. Auza, gonzalo@juandegaray.org.ar

http://www.juandegaray.org.ar/fvajg/docs/Gonzalo_J_Auza

Euskonews & Media 215. zbk (2003 / 06 / 20-27)

Presente y futuro de los Centros Vascos en Argentina (I de III)

Gonzalo Javier Auza

"El mundo es bueno, pero a condición de mirarlo en conjunto y sin reparar en sus detalles", dijo una escritora europea. La misma fórmula podría aplicarse al conjunto de la colectividad vasca en Argentina.

Este país recibió más inmigrantes vascos que cualquier otro; y conforma, junto a Uruguay y Chile, la región de la diáspora con mayor número de habitantes de ese origen.

El porcentaje de la población con origen vasco se ubica entre el 6,4 por ciento (posición conservadora, contabilizando sólo a los descendientes de los inmigrantes de fines del siglo XIX y comienzos del XX) y el 17 por ciento (según el criterio más amplio, estimando todos los aportes migratorios desde la época de la conquista), según analizamos en "La importancia del aporte vasco en la constitución de la Argentina". En consecuencia, la repetida cifra del 10 por ciento de la población argentina con origen vasco es una razonable posición intermedia.

Quien sepa que sólo en este país hay 90 euskal etxeas puede pensar que es un número razonable para tan importante aporte migratorio y figurarse que existe una buena presencia vasca, una colectividad grande y fuerte y una amplia difusión cultural. De hecho la Argentina es el país con más cantidad de instituciones vascas; y duplica el número en Estados Unidos, el segundo país en el ranking.

Sin embargo la confrontación entre el número de habitantes con origen vasco y el número de asociados a los centros es sorpresiva; y es algo que pone los pelos de punta a los funcionarios del gobierno vasco, a quienes no les cierra que existan alrededor de 3,5 millones de personas con ascendencia vasca y no más de 15.000 asociados a los centros.

Este cotejo de cifras es el primer escalón en el descenso al nivel de detalle que nos demuestra que el mundo "no es tan bueno" en lo referido a la actualidad y perspectivas de futuro de la colectividad vasca en Argentina.

Resulta urgente analizar los datos de la realidad con una lupa de mayor aumento para hacer un diagnóstico certero y proponer medidas viables que produzcan un cambio de envergadura.

Infraestructura

Del total de 90 centros, hay 45 en formación. Esto significa que la mitad de las instituciones es producto de un puñado de personas con mucha voluntad, que recién empiezan su camino y no tienen aún un sustento sólido para su actividad, ni económico ni cultural; y dependen únicamente de su valioso esfuerzo.

Hay casos, según señala Mikel Ezkerro -uno de los dirigentes que más ha recorrido el país-, en los que no se puede hablar de "centro vasco", pues son "meramente una expresión de deseo... no puede hablarse de centro organizado como tal... es una idea, una voluntad de un grupo que se ha reunido en una casa particular, en un club y ha dicho 'vamos a reunirnos los vascos'".

Entre los 45 centros activos, naturalmente, los de mayor antigüedad -como el Centro Vasco Laurak Bat de Buenos Aires (1877), la Unión Vasca de Bahía Blanca (1899), el Zazpirak Bat de Rosario (1912), el Centro de Arrecifes (1922), el centro de Tandil (1942), el Denak Bat de Mar del Plata (1943), el Euzko Etxea de la Plata (1944), el centro de Necochea (1945) o el de Villa María (1947)- son los que tienen un presente más sólido, con estructura edilicia importante y una vida institucional más activa.

Es importante notar que no todos los centros del país cuenta con una infraestructura de tanta importancia, ni elevados números de asociados, ni pueden desarrollar una labor tan amplia como la que pueden llevar adelante los históricos.

En muchos casos las casas vascas no tienen una sede donde realizar las actividades propias; poseen un número de asociados lo suficientemente bajo como para no permitirles subsistir con la cuota societaria; y no disponen de las herramientas necesarias para extender su accionar a la sociedad.

A pesar de lo dicho, no hay reglas generales. Existen centros históricos que mantienen una muy exigua actividad y otros muy pequeños con un despliegue notable.

Espíritu

Es destacable que, aunque no exista una infraestructura sólida en todas las locaciones del país, la importante red de centros, personas y grupos es un elemento valiosísimo para la difusión cultural vasca en Argentina.

Naturalmente, el conjunto de instituciones se mantiene -como decimos en Argentina- "haciendo de tripa corazón". Sin medios materiales de importancia y con pocos recursos para acceder a la oferta cultural de Euskal Herria, el elemento que todo el mundo destaca en la subsistencia de la colectividad de este país es el tremendo espíritu vasquista.

"En la Argentina, no existiendo prácticamente vascos nativos, sigue existiendo en un importante sector de la población un sentimiento de afecto hacia el pueblo vasco. Es un sentimiento de pertenencia, de carácter étnico, de afecto, de cariño. Lo que pasa es que la gran mayoría llega hasta ahí. La mayor parte de quienes acuden a los centros ha asumido un compromiso con lo vasco de cualidad variada, que significa un paso más que el grueso de gente que sólo lleva el apellido", explica Mikel Ezkerro, Responsable de las Areas de Cultura de FEVA y del Centro Laurak Bat.

Ese sentido de pertenencia étnica, indefinible e inasible, es el elemento vital que da sustento a la colectividad vasca en Argentina; y que le ha permitido subsistir con el paso de las generaciones; pero cuando no se transpone esa frontera del sentimiento, comienzan los problemas: algunos se conforman con que existan muchas personas con un fuerte espíritu vasquista; sin embargo se ve con claridad que eso no apuntala un colectivo.

Es el espíritu el que asegura que muchos directivos, a pesar de las contrariedades, se brinden a su institución hasta el último aliento, como ha sucedido y sucede.

Es ese espíritu, también, el que da fuerzas a los proyectos más renovadores que traen aires de cambio a la colectividad: el trabajo con niños de jardín de infantes, que realiza una joven presidente de su centro en la provincia de Buenos Aires; el sostén de una audición radial a lo largo de muchos años, que lleva adelante un joven dirigente en la ciudad de Paraná; la enseñanza del euskera en una institución oficial en la localidad de José C. Paz, por impulso del centro vasco; por poner sólo algunos ejemplos de actividades originales y positivas, que rompen con los cánones tradicionales de las euskal etxeas.

En estos ejemplos se nota que el sentimiento ha motorizado la acción; y entonces puede valorarse positivamente el empuje que motiva. Ahora bien, cuando se estima el espíritu vasquista de un modo vago, sin referencias a la acción, la situación empieza a degradarse.

¿Alcanza únicamente un fuerte espíritu vasquista para asegurar el futuro? Si seguimos ahondando en los detalles veremos que la respuesta es evidente: No. Es condición necesaria, pero no suficiente.

Uno de los primeros signos que pone en evidencia que el espíritu vasquista por sí mismo no alcanza para mantener una colectividad en estado saludable, es la falta de renovación de los cuadros dirigentes, algo que debería ocurrir naturalmente en cualquier organización a medida que se suceden las generaciones

Socios y cuadros directivos

Según un informe elaborado por Iñaki Martínez de Luna referido al conjunto de las casas vascas del mundo y presentado al Congreso Mundial de Colectividades del año 1999, la distribución de las personas asociadas a los centros según grupos de edad presentaba el siguiente aspecto:

Edad

Porcentaje

< 18 años

4

18 - 29

10

30 - 45

21

46 - 64

35

> = 65

29

NS/NC

1

Total

100

Estas cifras corresponden al total mundial y no sólo a Argentina. Aunque no existan informes estadísticos de los centros de este país, podemos afirmar que hay similaridad en las proporciones.

El segmento de 18 a 45 años -que en cualquier esquema institucional sano debería incluir a gran parte de los cuadros dirigenciales- representa el 31 por ciento del total. En el caso argentino en ese segmento de edad hay muy pocos dirigentes ocupando cargos efectivos.

Es notorio que el segmento de 0 a 29 años representa sólo el 14 por ciento del total de socios. Este porcentaje es bajísimo para asegurar la continuidad.

Complementariamente, la cifra más importante es la que indica que la mayor parte de los asociados (el 64 por ciento, un número elevado) corresponde al segmento mayor a 46 años.

El problema es agudo en los casos de los centros cuya directiva en pleno tiene un promedio más elevado todavía, lo que no permite la renovación y actualización de su accionar. Existen instituciones donde los dirigentes tienen un término medio de edad mayor a 60 años; y en algunos casos la inmensa mayoría del cuerpo lo supera.

¿Es malo que existan dirigentes de un promedio de edad elevado? Naturalmente no. Es sano para las instituciones que los socios más antiguos aporten su enorme experiencia y sabiduría. Por ello, tampoco sería prudente que todos los directivos tuvieron un promedio de edad muy bajo.

Para cualquier grupo, la lógica indica que debería haber una escala de edades heterogénea, que permitiera conciliar la experiencia con la fuerza juvenil; y donde las responsabilidades que implican mayor agilidad, velocidad de respuesta e ideas nuevas, estuvieran en manos de los jóvenes; y aquellas que conllevan una mayor cuota de madurez y trayectoria contaran con el aporte de los viejos dirigentes.

En las casas vascas de Argentina existe mucha variedad en la conformación de las distintas comisiones directivas, pero es un problema de agenda actual la notoria y general falta de renovación de los cuadros dirigentes; en ocasiones por falta de líderes jóvenes, pero en otras, lamentablemente, porque algunos de los dirigentes de mayor edad no abren los espacios a la sangre nueva.

Los directivos de FEVA (Federación de Entidades Vasco Argentinas) asumen esta realidad como una problemática grave y están generando iniciativas tendientes a alcanzar esa renovación, como detallaremos más adelante.

También Emakume Abertzale Batza está trabajando en la búsqueda de soluciones a la baja participación de los jóvenes: ha iniciado un estudio sociológico sobre ese tema con el apoyo de la Secretaría de Acción Exterior del Gobierno Vasco.

En este escenario es muy importante el dato que aporta Mikel Ezkerro: "el pulso de la comunidad es llevado por contadísimas personas". Son aquellos que hacen que las cosas sucedan, el resto deja que las cosas pasen... o no se entera de que pasan, como indica el dicho. "Podría parafrasear a Winston Churchill: 'Nunca tantos debieron tanto a tan pocos' -asegura Ezkerro- La comunidad vasca son todos los socios y socias, pero ¿quién verdaderamente lleva el pulso de la colectividad? Contadísimas personas; que en algunos centros se pueden calcular con los dedos de una mano. La colectividad depende de esos, con grave riesgo, porque si un día no están... ¿qué ocurrirá?".

Referencias bibliográficas. Eusko Jaurlaritza - Gobierno Vasco, Euskadi munduan eraikitzen. Congreso Mundial de Colectividades Vascas 1999, Vitoria-Gasteiz, 26-29 octubre, Vitoria-Gasteiz, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, 2000.

Gonzalo J. Auza, gonzalo@juandegaray.org.ar

http://www.juandegaray.org.ar/fvajg/docs/Gonzalo_J_Auza

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